domingo

La lucha de Cristo en las tinieblas

Juan Wesley dijo de los seguidores de Cristo:"Nuestra gente muere bien".Muchos sí lo hacen,incluso en los peores momentos.La historia habla de hombres y mujeres que permanecieron serenos,y hasta gozosos,mientras se enfrentaban  a su martirio.Millones han optado con calma por la tortura  y la ejecución antes que ser desleales a su Salvador.Sin embargo,por un período de tiempo en el Huerto de Getsemaní.,Jesús no mostró dicha compostura.Los relatos de los Evangelios lo describen profundamente perturbado la víspera de su juicio y crucifixión.Pidiéndoles a Pedro,Jacobo y Juan que lo acompañaran y oraran por ÉL,se separó de ellos una corta distancia,cayó al suelo y oró.Pero en vez de permanecer mucho tiempo en oración como lo había hecho con frecuencia en el pasado,regresó al poco tiempo a sus discípulos,aparentemente porque necesitaba su compañia.Esto lo hizo tres veces.Según el autor de Hebreos,"(ofreció)oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas"(5:7).
Hay quienes han visto algo malo en la agitación de Jesús.Algunos han comparado su angustia con la determinación de Sócrates,de quien se dice que obedeció con calma la orden de matarse tomando c´cuta.Critican el clamor de Jesús desde la cruz:"Dios mío,Dios mío,¿porqué me has abandonado?"(Mateo 27:46),diciendo que refleja una desilusión devastadora y una desesperación total.Pero en su propia oscuridad ,muchos han cerrado los ojos al significado de lo que aconteció esa noche y al día siguiente.No se han dado cuenta de que Dios y Satanás estaban,en ese momento,involucrados en la crucial batalla de la guerra de los siglos.
En las páginas siguientes veremos cómo tanto Dios como Satanás,junto con los discípulos y enemigos de Jesús,fueron todos contribuyentes a la indescriptible angustia que Jesús soportó aquel oscuro jueves por la noche y el más oscuro aún "viernes santo".

Herb Vander Lugt,

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